... Brasil
La música de Brasil siempre tuvo vigencia en nuestra América, pero se hizo conocer en todo el mundo a partir de 1963, cuando se realizó en Estados Unidos un espectacular concierto de bossa nova en el Carnegie Hall -estilo musical que se estaba haciendo conocer en ese entonces- con la actuación de sus mejores intérpertes, como Joao Gilberto, Sergio Mendes, Elis Regina, Vinicius De Moraes, etc.
La bossa nova era una manera moderna de tocar el samba brasilero, al que se le habían agregado componentes musicales del jazz. Ese estilo cautivó a los norteamericanos y a partir de ese concierto la bossa nova se conoció e hizo furor en el mundo entero.



Para volver a la lista de canciones pinchá en la X arriba.

Joao Gilberto
Joao Gilberto, un guitarrista desconocido, en la década de los 50 había pasado por Río de janeiro intentando venderle a alguna radio, a discográficas y a músicos, la idea musical obsesionante que tenía.
Pero al no encontrar eco para su idea decide regresar a su ciudad natal, Salvador de Bahía.
Con el tiempo, Gilberto decide apostar de nuevo a la suerte, por lo que regresa a Río de Janeiro.
La gente de Río lo catalogaba de excéntrico, ya que se le veía siempre deambulando y con la mirada extraviada, con aire melancólico y hablando sólo, viviendo además de la buena voluntad de sus amigos. Pero siempre cambiaba de casa, porque por su manera de ser siempre tenía problemas con la gente que lo acogía en su hogar.
Joao Gilberto vivía obsesionado con su instrumento, la guitarra, la que tocaba durante madrugadas enteras y luego pasaba el día durmiendo. El mal aspecto que Joao Gilberto tenía era debido a estos desórdenes de horario. Llegó a parecer un indigente con sus largas barbas y pelo hasta sus hombros.
Gilberto tenía una paupérrima situación económica, pero a pesar de eso se negó a tocar en boites. Al artista le parecía un ambiente muy ruidoso donde la gente hablaba fuerte interrumpiendo a los músicos.
El músico estuvo viajando de una ciudad a otra en Brasil durante dos años, tratando de vender sus nuevas ideas a algún músico o productor interesado: recorrió Porto Alegre, Minas Gerais, Diamantina, Juazeiro o Salvador.
Fue otro fracaso, y Joao Gilberto
se fue a la ciudad de Diamantina,
donde se quedó unos meses en la
casa de su hermana. La gente de
la ciudad comenzó a murmurar
que había llegado un tipo raro que
se mantenía encerrado y pasaba
tocando la guitarra. Y era verdad:
Joao Gilberto se encerraba con
frecuencia por horas en el baño,
porque allí tenía buena acústica
para modular su voz. Joao
perseguía no sólo crear un género
musical, sino un estilo vocal
diferente.
Volvió a Río de Janeiro, a un apartamento en Ipanema. Allí un vecino de Gilberto, que era fotógrafo de la compañía discográfica Odeón, al escucharlo decide grabarlo y fue tan perfecto aquello que escuchó, que insistió a la compañía Odeón para que ese desconocido pudiese grabar allí su nuevo estilo musical. Para ello hizo que uno de los directores de la empresa, un tal Antonio Carlos Jobim, escuchara el trabajo de Gilberto. Casualmente, los dos músicos ya se conocían de una reunión a la cual habían asistido ambos.
Gilberto tomó la guitarra y ejecutó dos de sus obras: Bim Bom y Hô-ba-la-la. Jobim quedó impresionado por la destreza que tenía Joao Gilberto en la guitarra, y la armonía tan moderna empleada en sus composiciones.
Fue así que Antonio Carlos Jobim, impactado por lo que había escuchado, buscó una obra que había compuesto con el poeta Vinicius Da Moraes, llamada Chega de saudade, la cual quiso adaptar al nuevo estilo rítmico y armónico creado por ese músico desconocido.
De aquí en adelante, comenzaría el despegue de Joao. El parto había finalizado, y acababa de nacer la bossa nova, de la mano de su creador, Joao Gilberto.
Indicá que te gusta Los Años Locos