GENTE QUE TIENE HISTORIA
Tiempo para perder el tiempo
No debe haber para los folcloristas nada que los atraiga más que el campo; por eso Roberto Diringer decidió dejar la ciudad de Florida para radicarse con su señora en Cerro Colorado. Dejó los 34 mil habitantes que tiene nuestra ciudad para relacionarse con los 1.400 que tiene Cerro Colorado, donde disfruta de esa paz inigualable que brinda el campo. Y donde, a pesar de sus muchas actividades, tiene tiempo “para perder el tiempo”…
Lo que Roberto no dejó fue la música, y este otrora cantante de Cantares 4, un cuarteto folclórico muy renombrado en la década del 70, sigue tocando su guitarra y cantando con sus jóvenes 66 años, porque dice, como decía Martín Fierro: “cantando me he de morir, cantando me han de enterrar”.
¿Qué te llevó a irte de Florida a Cerro Colorado?
-Se dieron muchas cosas para tomar esa decisión, después de vivir casi 60 años en Florida, en la ciudad… Más que nada fue por cuestiones laborales, pero también por la ida de nuestros hijos a Europa… Y también queríamos con Raquel despegar un poco, un cambio de aires… Yo trabajo en la estancia turística San Pedro de Timote; al principio viajábamos muy seguido hasta que me compré una casa aquí, en Cerro… Al principio no conocía a casi nadie, pero por suerte hice muchos amigos en estos casi 20 años trabajando en San Pedro, y eso ayudó mucho… Como se dice vulgarmente, creo que hemos encontrado nuestro lugar en el mundo… Aunque nunca se sabe, no?
Se debe notar la diferencia entre vivir en
Florida capital y vivir en el campo…
-Sí, la diferencia es abismal… Nos hemos
acostumbrado tanto a vivir acá, en esta absoluta
tranquilidad, que cuando vamos a Florida, lo que
se da cada 15 o 20 días, se nota la diferencia
entre la paz que hay acá y la locura que tiene
en este momento. En estos 20 años Florida dejó
de ser un pueblo de campaña, ahora es una
ciudad intensa, con mucha actividad, mucho
movimiento…
¿Cuál es tu trabajo?
-Tengo varias actividades. La principal es la que
tengo en la estancia San Pedro de Timote, a la
que voy los fines de semana, aunque a veces
también entre semana… Ahí desarrollo mi
actividad como cantor y a su vez estoy en la parte
de la atención a los turistas, mostrarles la parte histórica… Nos gusta mucho enseñarles a los turistas las cosas que tiene la campaña… Y después tenemos, con unos amigos, una emisora de radio, somos permisarios de una emisora comunitaria que se llama El Carrillón FM 99.7 en la que tengo un programa todas las mañanas de 10 a 12, que se llama “La Botica”, nombre que le pusimos porque el programa tiene de todo, como en botica… Básicamente tiene música folclórica, música que amo profundamente… El programa tiene entrevistas, damos noticias de la comunidad, conversamos con la gente del pueblo… También tengo alumnos de guitarra… Y a veces escribo, por lo que está bastante surtida mi actividad en Cerro Colorado. Pero de todos modos tengo tiempo para perder el tiempo…
Quiere decir que nunca abandonaste tu pasión por la música…
-Eso nunca, imposible. Tengo como premisa lo que decía Martín Fierro: “cantando me he de morir, cantando me han de enterrar”. Es más, me he vinculado con gente de San Pedro y he tenido oportunidad de ir a actuar a Montevideo y mostrar nuestro canto… Un músico no se puede permitir dejar de hacer música, se lleva en la sangre y uno se siente enredado en eso, hasta que se te termine la voz, verdad?
¿No extrañás Cantares 4?
-Claro que se extraña… Siempre están en el recuerdo las horas vividas en los más de 30 años que estuvimos ligados a Cantares… Cuando me vine para acá intentamos seguir con el grupo, pero se complicó el tema de los ensayos, y también se complicó el tema de los escenarios: entendimos que los gustos de los públicos han cambiado muchísimo, y un grupo con las características de Cantares 4, un cuarteto vocal, ya no se ve sobre los escenarios. Yo he recorrido muchos festivales y es así, es muy difícil encontrar algo así en nuestro medio… El público pide otra cosa, además se ha bajado mucho el nivel de la música, el nivel de la poesía… No es por desmerecer a nadie, pero hoy tres o cuatro gurises suben a un escenario con una guitarra, un acordeón y una batería, cantan mal, se visten de gauchos y hacen cumbias ranchereadas, o rancheras cumbiadas y eso tiene éxito porque a la gente le gusta eso. Los festivales grandes, como Durazno y Andresito, no contratan grupos vocales, no contratan recitadores, los payadores ya no se ven… No se abren las puertas para un estilo como el de Cantares 4… Y se extraña, claro que se extraña, se extraña al grupo y a los amigos también… A veces nos juntamos con Pedro (Piñeiro, integrante de Cantares 4) y recordamos y nos reímos de las cosas que pasamos con Cantares 4 durante tantos años…
Contame tu historia
musical…
-(Se ríe…)… Es una
historia larga… Yo empecé
a tocar la guitarra con 10
años, estudié con Pereira
Di Clemente… No es por
pasarme la mano, pero
tenía bastante oído para
sacar melodías, sacar
canciones, y cuando tenía
15 años más o menos,
empecé a salir a cantar en
los boliches, los antiguos
boliches de Florida, como
el American Bar, el Tango
Bar, el California, la cantina
Che Mario, Tres Barreras…
En esos lugares
encontrabas muchos
guitarreros y cantores, y
ahí fui aprendiendo.
Después tuve la oportunidad de cantar en Durazno en el año 73, y eso fue una pequeña puertita que se abrió… Después empezaron los grupos vocales: el primero que integré se llamó “Voces del viento”, con Nelson, Pedro, Washington… En distintas formaciones estuvieron Gustavo Vicente, los hermanos Escarone… Ahí aprendimos a hacer los arreglos musicales. Y un día, por el año 76, aparece Cantares 4 con unas ganas tremendas de hacer cosas, ahí fue el comienzo… Estuvimos en Estudiantina, nos presentamos y ganamos el festival de Durazno en el 76, 77… Grabamos un disco en el sello Sondor, “Noche, guitarra y soledad” se llamaba… Después vinieron los grandes festivales: no recuerdo cuántas veces fuimos a Durazno, Andresito, Melo, Artigas, festivales en Rocha, Lavalleja… Anduvimos por Argentina, varias veces en Brasil… Todo eso nos permitió abrir un abanico importantísimo con Cantares 4… Grabamos cuatro discos y casetes… Pero sin embargo, a pesar de ese éxito, en Florida cantamos muy pocas veces. Tuvimos una época dura, en Florida prácticamente no podíamos cantar, éramos censurados…
¿Por qué fue censurado Cantares 4 en Florida?
-La verdad que no sabemos bien por qué fue prohibido. Tuvimos algunos problemas por ir a algún espectáculo, a algún escenario… Pero nunca quisimos averiguar, porque en aquella época te decían que no, y tá, era no…. Yo fui advertido porque dentro del grupo estaba Washington, que había sido destituido (era maestro)… Fui advertido para que no cantara más con el grupo, pero yo soy descendiente de vascos, y no hice caso. Por suerte no pasó nada. Era una época brava, y nos cuidábamos mucho de las canciones que hacíamos, eso lo teníamos muy claro, aunque algunas letras tenían un mensaje subliminal que evidenciaban otras cosas, pero no se daban cuenta… Pero la verdad es que nunca averiguamos por qué algunas veces no podíamos cantar…
Estás hablando de la época de la dictadura…
-Sí, por supuesto… recuerdo que en una oportunidad nos dijeron que cada vez que subiéramos a un escenario teníamos que presentar las letras de las canciones… Había que hacerlo a máquina, y teníamos que presentar el original y dos copias más… Y además la lista de los músicos y autores y compositores, todo… Yo era el encargado de llevar todo eso a la policía antes de cada actuación. Para muchos cantores fue una época muy pero muy dura.
¿Y tu carrera solista?
-Como cantante solista estuve en Buenos Aires, en Entre Ríos, en Corrientes, en Córdoba… También en Brasil… Tuve un pasaje fugaz por Norteamérica… Mi hijo Ernesto está en Amsterdam y por eso tuve la oportunidad de actuar allí. Una vez canté con el hijo de el Sabalero en un boliche en Amsterdam… Acá actué en muchas fiestas criollas, grabé cuatro o cinco discos como solista... Pero lo que me marcó fue cuando fui telonero de Zitarrosa. Yo era maestro y eso, cantar en una actuación de Zitarrosa, hizo que en cierto sentido se recortara mi actividad en la escuela… En aquellos tiempos simplemente acercarte a músicos de izquierda te traía problemas… En tantos años de actividad conocí a prácticamente todos los cantores nuestros, y han sido muchos los que recalaban en casa cuando venían a cantar a Florida: Estramín, Los Zucará, Los Orilleros… En fin, ha sido un largo camino recorrido que nos ha dado muchísimas satisfacciones… y que seguiremos transitando en la medida que la garganta nos lo permita…
¿Tenés definido tu futuro?
-No, no, a esta altura uno no piensa en eso… Pensás en el presente, en el hoy… y quizás en mañana y pasado, pero nada más… Como dicen las canciones, el camino se va haciendo al andar. Uno siempre tiene sueños, los seguimos teniendo, pero estamos muy tranquilos aquí con Raquel y pensamos que, como dice esa frase tan manida, “el futuro es ahora”; el presente es lo que uno tiene que disfrutar.


Formación de Cantares 4: Nelson González, Roberto Diiringer, Pedro Piñeiro y Washington Caula. González y Caula fallecieron.

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