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GENTE QUE TIENE HISTORIA

El Profesor rockero

  Después de 36 años fuera de los escenarios, el ex cantante y guitarrista y actual profesor de Idioma Español Mario Daniel Machado se prepara para volver con una propuesta musical de alto nivel. Porque en realidad Machado nunca dejó la música, ya que durante sus años de docencia en cada liceo donde dio clases formó y sigue formando pequeños grupos musicales con sus alumnos... Integró, entre otras, bandas como El Templo y Asfalto, que tuvieron gran reconocimiento en los años 70 y 80. Hoy, equipado con todo lo que se necesita para armar un grupo de música, Mario Machado asegura que su tan ansiado grupo va a estar pronto el año que viene. Lo vamos a esperar.

Mucha gente no sabe que fuiste un músico destacado hace un tiempo. ¿Cuando hace que dejaste la música?

 -Me retiré hace 36 años, en el año 1983, que fue cuando comencé a hacer mi carrera como docente de Idioma Español. Pero la música nunca la dejé, todavía sigo formando grupos musicales con mis alumnos.

Contame de tu trayectoria musical, que no muchos la conocen…

 -En el año 1971 formé un trío llamado Araquiri, en el que era vocalista y

guitarrista. El grupo hacía temas del Creedence, y claro, cantaba en inglés.

  -En el año 1972, cuando tenía 16 años, me invitan a formar parte de El

Templo, un grupo de rock que se estaba armando y en el que estuve

durante casi dos años... También en ese año toqué por unos meses en el

Cuarteto Moderno Los Diamantes. Ese mismo año, unos meses después,

integré el grupo El Motor como guitarrista y cantante, grupo que estaba

formado por algunos integrantes de El Templo y el conocido pianista

Ricardo León tocando guitarra. Con este grupo amenizamos bailes y

cumpleaños, y con lo obtenido en esas actuaciones muchas veces

financiábamos las costosas presentaciones de El Templo a nivel

departamental y nacional. Eran costosas por la cantidad de equipos y

gente que teníamos que mover…

  En agosto del 73 me desvinculo de El Templo y me invitan a unirme a un

conjunto que se estaba formando y que se iba a llamar Asfalto. Comencé

como vocalista, pero después al retirarse el guitarrista que tenían, pasé a

cantar y tocar la guitarra, y fue ahí que me decidí a estudiar guitarra

española. Recuerdo que en el año 74 participamos en el Festival de las

Naciones en la Rural del Prado, en Montevideo. Asfalto se mantuvo por

varios años, y para muchos fue durante ese tiempo de lo mejor de Florida en ese estilo de música.

  A finales del 82 me retiro de Asfalto y un año después me integré al grupo Los Emigrantes, y después de varias actuaciones con este conjunto, en 1984 me retiré definitivamente de los escenarios para dedicarme a estudiar y seguir mi carrera como docente de Idioma Español.

El Templo fue un grupo de rock reconocido a nivel nacional en los años 70…

  Sí, El Templo fue una cosa distinta para esa época. Era el año 72, había pasado Woodstok, que había mostrado la aparición de nuevos grupos con nuevos estilos que influenciaron a todo el mundo, y El Templo, con sus puestas en escena, se diferenció de todos los grupos uruguayos. Todo comenzó en una reducida pieza de cuatro por cuatro. Ahí, en ese recinto pequeño ensayábamos y ensayábamos, por horas y horas, componiendo canciones, todas inéditas… La base musical generalmente la traía el Chopo (Roberto Fernández), y las letras,  y yo les inventaba las melodías… En el altillo de la casa del padre del Chopo, el reconocido pintor Roberto Fernández Gabbiani, Roberto  y yo pasábamos largas horas tratando de darle forma a las canciones… Te aclaro que en aquella época no se grababa nada ni escribíamos partituras, todo era a pura memoria, a acordarnos de la letra y los arreglos…

Pero después dejaron de ser un cuarteto…

 -Poco después al cuarteto se le unió el ‘Liche’ Ferreti como segunda guitarra, y en esa etapa hicimos un montón de recitales. Después agregamos la parte escénica,  con un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, que hacían representaciones teatrales y bailaban en el escenario… A la propuesta audiovisual le sumábamos efectos de luces psicodélicas, luces estroboscópicas, luces de colores… En el escenario también  se exhibían las pinturas de Fernández Gabbiani… Montar todo eso nos llevó un año de trabajo, hasta que pudimos hacer algunas puestas en escena acá en Florida para luego presentarnos en Montevideo.

  A nivel departamental actuamos en el Democrático, en el Club Florida, en el Cine Teatro Florida… También nos presentamos en el Teatro Solís, en la Sala Verdi,  en el auditorio de Piriápolis, en Canal 5, en el tercer Festival de Música Moderna en Piriápolis, donde logramos una mención por vocalizaciones y desenvolvimiento coreográfico.       En las presentaciones en Montevideo la prensa se ocupó de nosotros por la propuesta tan llamativa y diferente, diciendo que hacíamos “Ópera Rock”, expresión que estaba de moda por la película “Jesucristo Superstar”. En ese año 73, en Florida, tuvimos la oportunidad de acompañar a Ruben Rada, quien luego de disolverse Totem y vivir una difícil situación económica vino a quedarse un tiempo en Florida. Con Rada hicimos varias actuaciones, pero en ese entonces El Templo ya estaba próximo a su disolución.

Contame algo más de El Templo…

 -Qué te puedo contar… Que cuando ensayábamos lo hacíamos en una pieza de cuatro por cuatro donde había una batería, un equipo totalmente primitivo que distorsionaba, una guitarra Eko de Roberto Fernández, el Chopo; un bajo que tocaba el Chino García, y un cantante –yo- que gritaba porque el barullo era tal que no se escuchaba nada. La batería –una Mainero de color negro que tocaba Julio Mañana- sonaba muy fuerte y a veces le poníamos una sábana para amortiguar el sonido…

  Otra cosa para contar y muy destacable del Templo, es que durante el espectáculo, en un momento de la actuación aparecía un chico de apenas 11 años, que era Anselmo Fernández, hermano del Chopo, que se sentaba a la batería y hacía un solo que era admirable, era para maravillarse de lo bien que tocaba este chico.

  Hubo una anécdota inolvidable... Para ir a la Sala

Verdi teníamos que alquilar locomoción, que salía

mucho dinero y nosotros no teníamos… Y nos

enteramos que en el Hospital Florida necesitaban

donantes de sangre y que pagaban creo que 500 pesos

a cada donante. Allá fuimos casi todos los integrantes

del Templo a sacarnos sangre, y con lo que nos

pagaron pudimos hacer el viaje. ¡Dimos nuestra sangre

para poder ir a tocar a Montevideo!

Un suplemento del diario El Día de esa época

publicó en la portada una foto tuya a página entera

¿Eso influyó en algo en vos?

 -La portada que pertenece al 3 de junio de 1972, para

mí y para los que aparecen en la foto más atrás,

significó un reconocimiento, algo para recordar, pero

nada más… En aquel momento estábamos lejos del

marketing, de sentirnos súper estrellas… Fue un

reconocimiento a un grupo que estaba trabajando con

muy bajo perfil, nada más que eso… Y que ocurrió en

uno de los mejores momentos de El Templo, en enero

del 72, cuando fuimos invitados a participar del tercer

certamen de Música Moderna y Beat que se realizó en

el Auditorio de Piriápolis, donde actuamos junto a otros

conjuntos de rock.

. En ese certamen El Templo fue reconocido por la parte

musical, y yo también fui reconocido, pero no por la

parte vocal, sino por la parte de baile. Porque la música

sirve para expresarse, y en ese momento, con la muy

buena amplificación que teníamos en el escenario,

bueno… uno se desacataba bailando…

Ahora que estás jubilado, a qué te dedicás?

 -Yo me jubilé después de años como administrativo en

la Intendencia de Florida. Ahora trabajo como profesor

de Idioma Español… y sigo con la música.

  Desde el año 85, que comencé a estudiar profesorado de Idioma Español y empecé a ejercer en el año 87, siempre estuve vinculando la música con mi profesión de docente. Y a lo largo de mi carrera docente –ya llevo 32 años-  en cada liceo que trabajé siempre tuve la inquietud de formar pequeños grupos musicales con los alumnos, con los que actuaba generalmente en las fiestas de fin de año y en otros acontecimientos. Durante ese tiempo me he dedicado a musicalizar poemas y obras literarias de diferentes autores latinoamericanos y también floridenses.   Estoy componiendo, y ya tengo muchas canciones que espero poder estar mostrando en poco tiempo con unos compañeros con los que vamos a formar un grupito con el cual podamos hacer música nuestra y volcar toda la creatividad que tenemos, y que seguramente el año que viene va a estar pronto para salir en Florida.

 

Así que pensás volver a los escenarios...

 -Sí, es la idea… He seguido practicando, ensayando, en forma solitaria… Y la idea es empezar a trabajar de a poco, y con los chicos con los que tenemos planteado el desafío vamos a comenzar tranquilos, sin apuro, para poder mostrar un trabajo que nos permita actuar en distintos escenarios.  Y no estoy hablando de actuar en bailes, esa etapa ya fue superada,  sino presentarnos a nivel de conciertos, recitales… Y lo más importante de todo esto es poder realizar música que tenga un nivel internacional, por eso además hacerlo en diferentes idiomas, no solamente en español, también en inglés, en francés, portugués… Incursionar en otros idiomas para tener un mensaje un poco más… universal...

  Mario Machado dejó de tocar hace tiempo, pero está muy bien preparado para un posible retorno. En su casa tiene un equipo de voces, una batería, un bajo, una guitarra Fender... “Y posiblemente en enero agregue una guitarra Fender Telecaster, que es uno de los sueños que tengo pendientes”, nos dice…

  Con paciencia, el “viejo” rockero se prepara para volver a los escenarios; es el lugar natural de los músicos y al que todos quieren volver sin importar el tiempo que hayan estado lejos de él.

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Esta es la portada con la foto a toda página de Mario Machado  en el Festival de Piriápolis. Los periodistas del diario calificaron a Machado como "bisexual" (?) por sus movimientos sobre el escenario.

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