GENTE QUE TIENE HISTORIA
Un periodista de tierra adentro
Dicen que ser periodista es algo con lo que se nace, y posiblemente José Álvarez Aquino sea la prueba de que es así, porque si leer un diario viviendo en la soledad del campo despierta la vocación de un niño de 13 años y lo impulsa con todas sus fuerzas a querer ser parte de eso que está leyendo, debe ser porque algo en su interior ya tenía decidido su futuro.
José Álvarez Aquino, mendocino fanático del fútbol y admirador de Los Del Suquía, nos cuenta su historia, la historia de un periodista de tierra adentro.
Sos uno de los periodistas más respetados de Florida ¿Llegaste a lo
que querías o tu meta es otra?
-Bueno, a ver… Pensándolo más que nada por razones de edad, diría yo,
se podría decir que llegué a lo que quería… Como todo el mundo sabe soy
autodidacta, no tengo estudios de periodismo, tengo varios cursos hechos,
pero no soy un periodista de Universidad.
¿Ser periodista fue siempre tu meta?
-Mi meta fue siempre hacer periodismo; comencé haciendo estadísticas
de fútbol –lo que sigo haciendo hasta ahora y seguramente siga hasta que
me muera, porque es algo que me encanta- y ya llevo más de 35 años en
esto.
¿En algún momento pensaste que podías llegar a donde estás ahora?
-Creo que la fuerza de voluntad, quizás la vocación que creo que siempre
estuvo en mí desde la primera vez que leí un diario a los 13 años, me hizo
soñar que algún día iba a ser periodista. Esto nunca dejé de pensarlo,
incluso viviendo en el interior, en el interior profundo como dice mi amigo
Martínez Cayafa, porque yo ni siquiera puedo decir que soy de Mendoza.
En el pueblo de Mendoza viví muchos años, pero yo soy del interior interior,
del campo campo… Recién a los 19 años supe lo que era vivir en un
pueblo… Desde ahí, desde que estaba en medio del campo, mi sueño fue
siempre ser periodista.
¿Qué trabajo hacías antes de venir a Florida?
-Hice muchos… Con 14 años fui mozo de bar –ese fue mi primer trabajo-; después fui bloquero de los 15 a los 20 años, cuando hicimos todos los bloques con que se construyó el Consorcio Ruta 5, en una bloquera que había en Mendoza… Fui empleado de los camiones de la leche, trabajé en la Junta Local… Finalmente, compartí mis tareas de empleado de tambo con mis primeras tareas en el periodismo. Pedía libre los miércoles en el tambo porque tenía que ir a 25 de Mayo a sacar los datos de la fecha de fútbol que se había jugado en la Liga Unión y la traía a Florida. Ese fue mi primer trabajo periodístico: tener una página dedicada a la Liga Unión.
¿Viniste a Florida a trabajar en periodismo o por otro motivo?
-Vine a trabajar en periodismo. Al principio era corresponsal de El Heraldo, después vine directamente a trabajar… Y después me quedé por otras razones, razones sentimentales, porque conocí a Susana, la mujer con la que vivo, y me quedé definitivamente en Florida.
¿Alguien te ayudó?
- El que descubrió esos trabajos que yo hacía en la Liga Unión, que eran más que nada para mí, fue Edgardo Ferreyra, el querido “Sordo”. Él me llevó a El Heraldo, donde comencé contando la historia de la Liga Unión, y después seguí con la historia de los clubes que integraban la Liga.
¿Estuviste muchos años en El Heraldo?
-Desde mi época de corresponsal hasta la primera vez que me fui de El Heraldo, trabajé 14 años, del 83 hasta el 99. Después volví tres veces y me fui tres veces, hasta que finalmente en el 2009 mi última etapa en El Heraldo fue haciendo la página de Rurales.
¿En qué otros medios trabajaste?
-Después de El Heraldo, en el año 99, estuve trabajando unos meses en el diario Cambios. Afortunadamente en ese período tuve unas cuantas ofertas de trabajo, de Montevideo incluso… La que más me importó fue una oferta para trabajar en el diario La República. Pero el salario no daba ni para viajar ni para quedarme a vivir allá, así que… no salió. En esos años finales de los 90 tuve ofertas para trabajar en televisión en un programa deportivo, y también para trabajar en radio, en un programa de música… Ninguno de los dos tuvo andamiento.
El periodismo lleva a vivir momentos difíciles, no?
- Sí, claro, como sucede en todos los rubros de la vida…
Por ejemplo cuando me tocó cubrir en El Heraldo la sección
política, o las noticias policiales fundamentalmente, no fue
nada fácil, nada fácil… Recuerdo cuando me tocó ir a Goñi
con el “Cabeza” Marcelo Ruiz a cubrir el famoso crimen
aquel del matrimonio en el campo… Fue muy difícil porque
no nos dejaban llegar a la escena del crimen y tuvimos
momentos de tensión con la Policía… También hubo
momentos difíciles con los titulares de la portada… En los
medios de prensa a veces pasa que uno pone un título en
páginas interiores, y el encargado de los títulos de la
portada interpreta mal lo que pusiste y salen títulos que no
se ajustan a lo que escribiste. Por lo menos dos veces tuve
llamados de personas que se sintieron mal por esta causa,
acusándome a mí. Por suerte pude salvar esos momentos
difíciles siendo honesto, porque nunca tuve mala intensión
ni en las notas ni en los titulares…
También habrás vivido momentos agradables…
-Viví momentos lindos y momentos graciosos… Una vez fui a cubrir creo que unas elecciones, no recuerdo el año, en un lugar del interior… Apareció un hombre a caballo, con un sombrero aludo y un gran poncho patrio, que quería votar subido al caballo, y quería que le sacaran una foto. El hombre insistía y hubo que convencerlo con la policía que no podía entrar a caballo al salón de votación ni llevarle la urna hasta allí. Así que no tuvo más remedio que bajarse del caballo y votar como todo el mundo…
- Recuerdo otra anécdota: fui a Paysandú a cubrir un partido que jugaba la selección juvenil de Florida contra los locales, y antes del partido, como había tiempo, salí a recorrer la ciudad. Y en una calle me encuentro un muro que tenía un graffiti con letras enormes que decía: “Voy a creer en la liberación femenina el día que me viole una mujer” y firmaba Quito…
Ahora estás en El Buscador. ¿Desde cuándo?
-Desde el año 2000. Hacía tres años que Esnelda Dárdano había fundado El Buscador. En marzo del 2000 me vinculé y aquí estoy, hace 19 años… Al principio El Buscador era un semanario, luego un diario, siempre en papel. Ahora es digital. De los 22 años que tiene el diario, 19 llevo yo trabajando en él.
De los medios que has trabajado ¿cuál ha sido el más importante para ti?
-Para mí lo más importante ha sido y es lo humano. En ese sentido el medio más importante ha sido El Buscador, donde yo he podido ser lo que realmente soy. En otros lugares nunca pude llegar a lo que yo quería. Lo que he encontrado humanamente en El Buscador, con otros compañeros y compañeras de otros medios no lo he encontrado. Sin duda, periodísticamente el medio más importante para mí ha sido El Buscador, por lejos. También fue importante mi vinculación con El Heraldo por la oportunidad que se me dio, realmente fueron unos primeros años preciosos. Y si tengo algo que reprochar es la forma en que se me sacó de la parte deportiva, por el año 94 más o menos. Porque yo me preparé toda mi vida para ser periodista deportivo, y acá en El Buscador el suplemento deportivo está a cargo mío, lo hago como yo quiero y me gusta lo que hago.
Es evidente que sentís el apoyo y el cariño de la gente. ¿A qué pensás que se debe?
-Por la enseñanza que tuve en mi casa, por la enseñanza que tuve en un colegio católico, y quizás por mi propia personalidad, soy de contar hasta 10, y si es necesario hasta 50, antes de tener un conflicto… Siempre he tratado de tener una manera de ser lo más serena posible, una actitud de paz ante cualquier conflicto, no reaccionar en caliente… Posiblemente el cariño se deba más que nada a eso, verdad?... Y he tenido la valentía de reconocer cuando me equivoco, y eso seguramente ha generado en los demás un poco de simpatía hacia mi persona. Es así porque yo me doy cuenta, y porque hay gente que me lo ha dicho directamente. Yo siempre he sido muy respetuoso con los demás; siempre he ido de frente, con mis ideas por delante, porque no soy blando en eso. Hay gente que cree que soy blando pero no lo soy… Y bueno, creo que es por ahí que viene la cosa. Y seguramente eso me ha permitido tener la cantidad de amigos y amigas que tengo y que son un motivo de orgullo.



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